Sacudidas por vientos que parecen susurrar conjuros, las mujeres de Andrea Kowch habitan una natural
Sacudidas por vientos que parecen susurrar conjuros, las mujeres de Andrea Kowch habitan una naturaleza que parece volverse en su contra. Una ensoñación bucólica que esconde, afilada y hostil, una pesadilla a punto de revelarse. La del árbol que prende en la distancia. El océano como un rumor de tormenta. El ave mansa que sigue con la mirada fija a aquellas que atraviesan su territorio. Bellísimo, pulido y de una aterradora exactitud en sus gestos, las obras de Kowch pronuncian metáforas que nos seducen, extendiendo ante nosotros un universo irreal de ocres y vuelos, cabellos que se alzan como nidos vacíos, bailes que anteceden al desastre. Nos es extrañamente familiar, este universo nacido de un sueño turbio, pues de algún modo también nosotras hemos experimentado el encierro, la mirada fija, la podredumbre como un lecho tierno bajo nuestros cuerpos. Sus mujeres, siempre serias, iluminadas por la luz de otra época, por la noche rural, dirigen su rostro hacia la nada, hacia un interior que parece reflejarse en el caos que las rodea. Como si ellas, mujeres del hogar y de la tierra, de manos que comprenden el trabajo, sólo pudieran liberarse en el interior de sus sueños. Como el espejo que deforma su realidad y, sin embargo, nos revela exactamente qué habita en sus corazones. -- source link
#andrea kowch#painting#women artists